El empresario Mariano Grassi, CEO del grupo que se quedó con VicentinEl empresario Mariano Grassi, CEO del grupo que se quedó con Vicentin

Perfil: quién es Grassi SA, la cuna de una histórica familia rosarina que se quedó con Vicentin

2025/12/20 01:32

Durante más de un siglo, el apellido Grassi fue sinónimo de corretaje de granos en Rosario. Una empresa familiar, de oficinas sobre la barranca del río Paraná, con tradición, presencia institucional y un rasgo que la atraviesa desde su origen: nunca dejó de intermediar entre quienes producen y quienes compran. Ese mismo nombre histórico es ahora el que quedó al frente de Vicentin, la agroexportadora que protagonizó el mayor default de la historia cerealera en la Argentina.

La decisión llegó después de años de idas y vueltas judiciales. El juez Fabián Lorenzini, a cargo del expediente desde febrero de 2020, resolvió otorgarle a Grassi SA el control de la empresa tras un proceso de cramdown donde compitió contra Molinos Agro y LDC como terceros interesados. Se trata de una firma con más de 137 años en el negocio y de uno de los acreedores que tuvo un papel central durante todo el concurso. Grassi SA es la continuidad de una histórica casa corredora de granos de Rosario que, aunque cambió varias veces de nombre a lo largo del tiempo, siempre hizo lo mismo: conectar a quienes producen con quienes compran.

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Con el paso de las décadas fue adoptando distintas denominaciones hasta consolidarse como Grimaldi Grassi SA, con presencia también en Buenos Aires, Santa Fe, Paraná, Río Cuarto y Pergamino. En 2019, tras un recambio generacional, el grupo concentró el capital en la familia Grassi y simplificó su nombre a Grassi SA.

Hoy, la compañía está conducida por la familia Grassi. Hugo Grassi, padre, preside el directorio. Mariano es CEO y sus hermanos, Sabina y Hugo, también participan de la gestión. La casa central está en Rosario, literalmente sobre la barranca frente al río Paraná. Entre la corredora histórica y Commodities SA, su empresa que creó el primer “correacopio” del país [donde el corredor también actúa como acopio], trabajan alrededor de 170 personas. La compañía no solo intermedia operaciones, sino que diseña negocios a medida para productores, acopiadores e industrias, explicaron.

La casa central de Grassi SA está sobre la barranca del río Paraná y desde allí coordina una estructura que creció en servicios y alcance

Opera todos los granos, pero su perfil está fuertemente marcado por la soja, en donde en la firma aseguran ser líderes. Fuentes cercanas a la empresa dijeron que trabaja con clientes que, en conjunto, manejan cerca del 80% de la producción agrícola del país. Según la dinámica de cada campaña, intermedia entre tres y cuatro millones de toneladas por año, con un promedio superior a cinco millones.

Además, la compañía tiene una fuerte pata de servicios financieros, canjes, coberturas, administración de contratos y estructuración de negocios, con una apuesta creciente a la innovación tecnológica. Un ejemplo es Gravanz, un sistema que permite usar silobolsas como garantía real sin mover el grano del campo: las bolsas se equipan con sensores y tecnología de monitoreo y, a partir de eso, el productor puede acceder a crédito y financiar operaciones.

Grassi también tiene sociedad de bolsa y sostiene una estructura amplia de servicios. Según cuentan fuentes cercanas a la firma, la empresa fue la primera del sector en usar Reuters, la primera en sumar computadoras en el negocio agrícola, la primera en tener página web y participó en la creación de FyO, que luego terminó en manos de Cresud.

Según la dinámica de cada campaña, intermedia entre 3 y 8 millones de toneladas por año, con un promedio superior a cinco millones

A su actividad central se suman otras participaciones del grupo: es socio en Isowind, el mayor productor de cerdos de la Argentina, con operaciones en Monte Buey, que hoy cuenta con unas 13.800 madres y está en proceso de expansión hacia 17.000, además de una nueva planta de alimento balanceado. También participa en desarrollos inmobiliarios en la Argentina y en Estados Unidos.

La familia tiene una larga vinculación institucional. Hugo Grassi fue presidente de la Bolsa de Comercio de Rosario y, según pudo reconstruir este medio, tuvo un rol relevante en la etapa en la que se impulsó el dragado del río Paraná, una decisión que redefinió la logística exportadora argentina y permitió la instalación de grandes plantas sojeras sobre el corredor industrial del Gran Rosario.

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El vínculo entre Grassi y Vicentin no empezó en el cramdown que definió la suerte de la cerealera. La corredora fue uno de los principales acreedores comerciales tras el default de diciembre de 2019, cuando Vicentin dejó impagas deudas por más de US$1300 millones. La empresa entró en concurso en 2020, logró una homologación judicial en 2022, pero en febrero de 2025 la Corte Suprema de Santa Fe la anuló y habilitó la etapa de cramdown.

En ese escenario, Grassi tuvo un rol clave: se opuso a la homologación anterior, llevó el caso a la Justicia y terminó siendo la primera en presentar formalmente una propuesta de salvataje.

En ese camino, en diciembre de 2024 el grupo rosarino se alió con CIMA Investments, la firma de Esteban Nofal que había comprado por un valor muy inferior al nominal la deuda bancaria internacional de Vicentin por unos US$447 millones. Con esa operación, CIMA pasó a ser el mayor acreedor individual del concurso y ganó un peso decisivo en cualquier negociación dentro del cramdown.

Grassi SA es una de las corredoras de granos más tradicionales de Rosario

La propuesta de Grassi logró reunir las mayorías exigidas por la ley concursal. Obtuvo el 84,9% del capital verificado ($85.148 millones sobre $100.412 millones) y el respaldo del 65,5% de los acreedores, es decir, 1128 sobre 1722.

En el proceso también se presentaron impugnaciones por parte de acreedores y competidores, que cuestionaron el alcance de las adhesiones y el conteo de votos. Tras analizar esos planteos, el juzgado sostuvo la validez de las mayorías alcanzadas por Grassi y habilitó el tramo final hacia la adjudicación del control.

Cuando apareció el nombre de Grassi como interesado en Vicentin, en el mercado se corrió el rumor de que el grupo Vila-Manzano estaba detrás de la corredora de cereales. Sin embargo, en el entorno de la ahora dueña lo niegan enfáticamente: solo dicen que en algún momento se compartió estudios de abogados.

Para operar Vicentin, Grassi avanzó con acuerdos comerciales con dos gigantes globales: Cargill y Bunge. Cargill se hará cargo del negocio de crushing y exportación, y Bunge tendrá participación en la operatoria de granos y la molienda en plantas clave como Avellaneda, Ricardone y Renova.

Con la decisión judicial de ayer, la sentencia ordenó avanzar ahora con la transferencia de la totalidad de las acciones de Vicentin a Grassi. Además, el juez estableció que, tras la homologación, la empresa deberá presentar en plazos muy breves —dentro de los próximos días hábiles— un cronograma detallado de ejecución del acuerdo, que incluya el cumplimiento de las obligaciones con los acreedores.

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